La motopulverizadora es una herramienta clave en tareas de fumigación, control de plagas y aplicación de productos fitosanitarios. A diferencia de los pulverizadores manuales, este equipo está impulsado por un motor —generalmente a combustión o eléctrico— lo que permite cubrir grandes superficies de manera más rápida, eficiente y con menor esfuerzo físico.
Está compuesta por un tanque para líquidos (o en algunos modelos, para polvos), un motor que genera presión, una manguera con lanza pulverizadora y, en algunos casos, un sistema de mochilas ergonómicas o ruedas para facilitar su traslado. Su diseño permite atomizar el producto en finas partículas que se dispersan de forma uniforme sobre cultivos, jardines, espacios verdes o interiores en tareas de desinfección.
¿Cuáles son sus principales usos?
Fumigación agrícola: Ideal para la aplicación de insecticidas, fungicidas o fertilizantes líquidos en campos, invernaderos o viñedos.
Control de plagas urbanas: Muy utilizada por empresas de fumigación para tratar zonas amplias como galpones, depósitos o patios.
Jardinería profesional: Útil para el cuidado de parques, jardines y áreas verdes con arbustos o árboles frutales.
Desinfección y limpieza: Algunas versiones adaptadas permiten aplicar productos desinfectantes en ambientes industriales o públicos.
Ventajas de la motopulverizadora
Alta capacidad de cobertura.
Reducción del esfuerzo físico en comparación con equipos manuales.
Dosificación precisa y controlada del producto.
Versatilidad de uso en distintas superficies y condiciones.